Descenso al HadesSe conmemora en la Divina Liturgia del Sábado Santo.
Tropario:
"Cristo ha resucitado de entre los muertos, derrotando la muerte con su muerte y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros."
"Abrid las puertas", Hades lo desconoce y responde: ¿Quien es este Rey de Gloria?, ante lo cual, las puertas de bronce de la caverna negra, fueron reventadas. El Hades, no era un lugar de premio ni de castigo, se le conoce como la cárcel de la Muerte, donde fueron confinadas las almas de los justos y de los pecadores por igual.
El Icono
Cristo aparece vencedor, radiante resplandeciente de Divinidad; en algunos iconos puede estar de blanco y en otros de oro. Es la figura central dentro de una almendra de luz.
Libera a los prisioneros, al lado izquierdo, nuestro antepasado Adán, un anciano de cabello blanco y barba, también Eva, vestida de rojo y con las manos cubiertas en señal de adoración; son liberados de sus dolores.
Las montañas señalan la profundidad del abismo. Un grupo de figuras en el extremo izquierdo representan a los que vivieron antes de la Encarnación: David, Salomón, aparecen ataviados como Reyes. En el lado derecho aprecen los justos del Nuevo Testamento, San Juan Bautista, San José, el Padre adoptivo de Cristo.
Tropario:
"Cristo ha resucitado de entre los muertos, derrotando la muerte con su muerte y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros."
"Abrid las puertas", Hades lo desconoce y responde: ¿Quien es este Rey de Gloria?, ante lo cual, las puertas de bronce de la caverna negra, fueron reventadas. El Hades, no era un lugar de premio ni de castigo, se le conoce como la cárcel de la Muerte, donde fueron confinadas las almas de los justos y de los pecadores por igual.
El Icono
Cristo aparece vencedor, radiante resplandeciente de Divinidad; en algunos iconos puede estar de blanco y en otros de oro. Es la figura central dentro de una almendra de luz.
Libera a los prisioneros, al lado izquierdo, nuestro antepasado Adán, un anciano de cabello blanco y barba, también Eva, vestida de rojo y con las manos cubiertas en señal de adoración; son liberados de sus dolores.
Las montañas señalan la profundidad del abismo. Un grupo de figuras en el extremo izquierdo representan a los que vivieron antes de la Encarnación: David, Salomón, aparecen ataviados como Reyes. En el lado derecho aprecen los justos del Nuevo Testamento, San Juan Bautista, San José, el Padre adoptivo de Cristo.
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