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viernes, 22 de agosto de 2008

Filocalía (abril 2005)

FILOCALÍA DE KARUZ GRUBER.

Todas las religiones se han valido de las artes plásticas para “materializar” la esencia de sus ideales. Pinturas y esculturas de inspiración religiosa han devenido en “signos visuales” configurados mediante líneas, formas y colores que le han permitido al ser humano de todos los tiempos una suerte de mediación para concretar ese “religare” a que aspira toda religión. Una mediación que hace del objeto material un puente entre el cielo y la tierra, entre la necesidad terrena y el auxilio divino. La historia de la imagen religiosa es extensa, intensa, diversa y contradictoria, pero siempre ha tenido como sentido unificador la idea de que la imagen habla con una voz que no oyen los sentidos.

Este sentido mediador se reitera en la intencionalidad de la nueva exposición de Karuz Gruber: Filocalía (amor por lo bello en clave ascético-contemplativa). Esta artista venezolana comprometida con la búsqueda de lo esencial religioso desde su particular noción de Dios, asume en su trabajo artístico la tradición y el repertorio iconográfico de los íconos bizantinos. Se vale de la recreación del icono medieval no sólo para exteriorizar sus sentimientos, ideas y creencias sino también para experimentar, con desenfado y creatividad, alteraciones de forma y contenido a la rígida tradición pictórica y ritual de los iconos bizantinos, una de las más significativas expresiones del antiguo arte cristiano.

Las variaciones en el formato, la libertad en el uso del color, la traducción de nombres, la alteración de la perspectiva, la jerarquización de los personajes, la incorporación de elementos cotidianos ajenos a la representación convencional del ícono y la particular vinculación con el imaginario popular venezolano, resaltan como los medios expresivos de que se vale Karuz Gruber para hacernos cercana y comprensible una milenaria tradición del arte cristiano. Tradición de desacostumbrada percepción para creyente local, mas familiarizado con la diversidad interpretativa que de imagen religiosa nos legó la cultura occidental.

Son formas de hoy inspiradas en formas de ayer , que tal como han sido concebidas e interpretadas por Gruber podrían generar animadversión en quien pretenda observarlas desde la ortodoxia conceptual y formal de la tradicón icónica bizantina. “estoy absolutamente consciente –nos dice la pintora- de mi necesidad de Dios, pero de un Dios de amor, cercano, acompañante, distante de aquel Dios castigador y vengativo”. Ella ha querido acercarse a Dios por amor, o por temor y encontró en la pintura de sus iconos la vía adecuadapara representar sus creencias, colorear sus ideas y justificar sus vivencias.

Una lectura de la obra de Karuz Gruber con meros objetos de obras de arte, desligada de los convencionalismos iconográficos bizantinos, nos revela el esfuerzo por consolidar un lenguaje plástico propio en claro proceso de maduración formal y de fundamentación académico reflexivo. Se aprecia un trabajo más lineal y dibujístico que se impone sobre el efecto pictórico, un cromatismo luminico-local donde la figura se recorta sobre el fondo. Se hace evidente la licencia que se da para intervenir , añadir elementos y modificar códigos iconográficos para atender la urgida necesidad de conceptualizart una tradición icónica en el imaginario religioso del venezolano actual.

Las imágenes religiosas de Karuz Gruber mas allá de su intención filocálica, pretenden recordarnos que mientras para los occidentales las imágenes religiosas son medio sensible que reclama la atención del observador y le ayuda a concentrar sus atención en el ser invisible objeto de su fe; el icono oriental es mucho mas que eso . Su valor no está en el parecido, sino en la participación con el prototipo; una suerte de presencia en el símbolo de lo simbolizado.

Karuz Gruber ha sabido combinar en su trabajo la libertad creativa de la pintura y la rigidez normativa del iconográfico. Para ella, la producción de sus imágenes sagradas no parece destinada sólo a llenar espacios sino también a llenar necesidades; pues conoce que todas las formas sensibles son manifestaciones visibles de lo invisible: concreciones materiales de ideas, sentimientos y vivencias. Es su particular manera de asumir la filocalía: ir a Dios por medio del arte: ir al Sumo sacerdote mediante el amor.

Gabino Matos

Crítico de arte

Tomado del catálogo “Filocalía”

Abril 2005

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